"He aquí no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel" Salmo 121
Si hay algo seguro en la vida es que la vida es completamente impredecible. Un día estás enfrascado en la rutina de todos los días y solo un par de días después estás en medio de Harvey, una de las peores tormentas de la historia y te hace despertar a lo que realmente es importante.
Te das cuenta que tu Familia es importante. Te das cuenta que si tienes que evacuar tu casa no importa lo que dejas atrás sino a quien llevas en tu brazos y a quien está a tu lado.
Valoras también a las demás personas. En medio de tanta incertidumbre y necesidad las caras antes anónimas se convierten en compañeros, en apoyo y en gente que necesita y merece ser ayudada.
Pero sobre todo valoras a tu Dios, ese precioso Dios que aunque te encuentres en medio de la tormenta, es un Dios que jamás duerme, él siempre te guarda. Que grande es su amor por nosotros que nos ha prometido guardar nuestro sueño todos los días, aunque arrecie la tempestad.
Oremos por Houston y por todos los lugares alrededor de esta gran cuidad, pero oremos sabiendo a quien estamos clamando, a un Dios poderoso que ni siquiera se adormece, a un Dios que prometió tener cuidado de nosotros en medio de cualquier circunstancia.
